El sentimiento de omnipotencia
Primera herida narcisista
Vivir significa un esfuerzo, para lograr el alimento para la subsistencia básica, la protección frente a las amenazas del medio ambiente. Nos implica un trabajo, por lo tanto, un displacer. Frente a ello, construimos fantasías de omnipotencia: que nos tomamos un año sabático o nos ganamos la lotería. En el área de la sexualidad, las fantasías de omnipotencia poseen características propias que podemos clasificar en perversas, adictivas, inhibidas o maduras.
LA SOLUCIÓN PERVERSA: El perverso busca resolver su herida narcisista de omnipotencia de una manera primitiva. El encuentro sexual es vivido con conductas que llevan a un dominio absoluto del otro, el que es usado a su total disposición como un objeto material sin vida propia. Los derivados agresivos se infiltran de tal modo que el amor y el odio están confundidos y el placer sexual está teñido de descargas destructivas.
LA ADICTIVA: No es tan extrema la agresión, aquí el vínculo sexual está al servicio de demostrar superioridad. Se busca tener el cuerpo del otro, pero sin conquistarlo afectivamente, sin preocuparse del otro, es decir, sin hacer un trabajo emocional. Esta solución omnipotente se da habitualmente en sujetos con una vida afectiva inestable, en personas que tienen múltiples parejas y en hombres machistas que usan a su pareja para reafirmar una inseguridad latente de sus sentimientos de potencia viril.
LA INHIBIDA: En este estilo no se puede usar la erotización al servicio de sentirse conquistador( a), por lo que se va produciendo una inhibición que se traduce en ausencia de conductas erotizadas, lo que lleva a empobrecer el repertorio sexual. Esta incapacidad está ligada con dificultades en el manejo de la agresión, muy típico en las mujeres, por mala identificació n con la figura paterna, temor a la figura masculina, tendencia al sometimiento. O también por prohibiciones extremas en la expresión sexual, especialmente en la época del autoerotismo.
LA MADURA: Es el grado más evolucionado al poder integrar este sentimiento rico de omnipotencia en el encuentro sexual. En este estilo se accede al contacto con los deseos primitivos de controlar, dominar y ejercer poder sobre el otro - con toda la gratificación que significa cumplir esta fantasía de omnipotencia- , pero dentro de un proceso en que los sentimientos amorosos y de preocupación por el otro van morigerando las tendencias más agresivas de despreocupació n y del uso del otro como un objeto sustituible. En este estilo se va construyendo una alternativa de placer sexual vinculado de una manera más flexible, sin daño, provocándose placer el uno al otro, con la confianza de que el amor mutuo está por sobre las formas más agresivas.Estas formas lúdicas en el encuentro sexual de dominio–sumisió n son citadas en el milenario Kamasutra, que no es un libro de perversión, ya que el punto es cómo es integrado por la pareja, y cómo ésta se pone de acuerdo en ciertos elementos que le parecen excitantes.. . Porque les recuerdo el desafío: tratar de mantener una sexualidad de calidad con la misma pareja y entretenida para toda la vida, considerando que el promedio de vida está en los 85 años.
Primera herida narcisista
Vivir significa un esfuerzo, para lograr el alimento para la subsistencia básica, la protección frente a las amenazas del medio ambiente. Nos implica un trabajo, por lo tanto, un displacer. Frente a ello, construimos fantasías de omnipotencia: que nos tomamos un año sabático o nos ganamos la lotería. En el área de la sexualidad, las fantasías de omnipotencia poseen características propias que podemos clasificar en perversas, adictivas, inhibidas o maduras.
LA SOLUCIÓN PERVERSA: El perverso busca resolver su herida narcisista de omnipotencia de una manera primitiva. El encuentro sexual es vivido con conductas que llevan a un dominio absoluto del otro, el que es usado a su total disposición como un objeto material sin vida propia. Los derivados agresivos se infiltran de tal modo que el amor y el odio están confundidos y el placer sexual está teñido de descargas destructivas.
LA ADICTIVA: No es tan extrema la agresión, aquí el vínculo sexual está al servicio de demostrar superioridad. Se busca tener el cuerpo del otro, pero sin conquistarlo afectivamente, sin preocuparse del otro, es decir, sin hacer un trabajo emocional. Esta solución omnipotente se da habitualmente en sujetos con una vida afectiva inestable, en personas que tienen múltiples parejas y en hombres machistas que usan a su pareja para reafirmar una inseguridad latente de sus sentimientos de potencia viril.
LA INHIBIDA: En este estilo no se puede usar la erotización al servicio de sentirse conquistador( a), por lo que se va produciendo una inhibición que se traduce en ausencia de conductas erotizadas, lo que lleva a empobrecer el repertorio sexual. Esta incapacidad está ligada con dificultades en el manejo de la agresión, muy típico en las mujeres, por mala identificació n con la figura paterna, temor a la figura masculina, tendencia al sometimiento. O también por prohibiciones extremas en la expresión sexual, especialmente en la época del autoerotismo.
LA MADURA: Es el grado más evolucionado al poder integrar este sentimiento rico de omnipotencia en el encuentro sexual. En este estilo se accede al contacto con los deseos primitivos de controlar, dominar y ejercer poder sobre el otro - con toda la gratificación que significa cumplir esta fantasía de omnipotencia- , pero dentro de un proceso en que los sentimientos amorosos y de preocupación por el otro van morigerando las tendencias más agresivas de despreocupació n y del uso del otro como un objeto sustituible. En este estilo se va construyendo una alternativa de placer sexual vinculado de una manera más flexible, sin daño, provocándose placer el uno al otro, con la confianza de que el amor mutuo está por sobre las formas más agresivas.Estas formas lúdicas en el encuentro sexual de dominio–sumisió n son citadas en el milenario Kamasutra, que no es un libro de perversión, ya que el punto es cómo es integrado por la pareja, y cómo ésta se pone de acuerdo en ciertos elementos que le parecen excitantes.. . Porque les recuerdo el desafío: tratar de mantener una sexualidad de calidad con la misma pareja y entretenida para toda la vida, considerando que el promedio de vida está en los 85 años.
Sergio
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